29.12.14

2014


Siempre a esta altura del año nos proponemos a hacer un balance del año, para saber si nuestras expectativas se cumplieron, para saber que tan buen año fue o solo fue otro año que pasó, para saber que aprendimos de nuestras caídas y que errores no volveremos a cometer en los próximos años, también sirve para saber que cosas volveríamos a hacer.
Para mi, sin importar las caídas fue uno de los mejores años para mi. Aprendí que las amistades por mas fuertes que parezcan, pueden terminarse de la noche a la mañana sin solución, aprendí que por mas que ame a una persona no puedo obligarlo a estar conmigo, aprendí lo que es amar, sufrir, extrañar, y lo mas importante que las personas no son lo que parecen. Eso lo aprendí de las derrotas, pero lo bueno de las derrotas es que sabes que sabes que no podes caer mas bajo que eso y que siempre te podes levantar y con mas fuerza incluso, porque en esos momentos bajos hay alguien apoyándote, dándote la mano por si no te podes levantar y cuando lo haces, camina hombro con hombro, al lado tuyo por si hay una recaída. Porque siempre de los malos momentos hay que sacar algo bueno, y lo bueno es que siempre va a haber alguien (incluso alguien inesperado) robándote sonrisas y secándote las lagrimas, una y otra vez.
Mi año fue eso, amar, reír, caerme, llorar, y volverme a levantar, porque eso es la vida: caerse y seguir intentándolo. Volver a intentar. Volver a amar sin importar cuando hayas sufrido, volver a reír sin miedo, volver a confiar. Porque la vida se merece una segunda oportunidad de todo lo que te hizo bien en algún momento.

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