A veces me permito pensar en él mas de lo que debo -mas que nada en las noches de soledad- y caigo en la cuenta de todo lo que me perdí.
Extraño todo de él, su risa -única en su tipo-, sus abrazos que me hacían sentir tan segura, su espontaneidad y su loca manía de querer pelearme todo el tiempo, a esos preciosos ojos celestes que hipnotizaban y que aún lo siguen haciendo. Extraño sus mimos a cada hora, a cada minuto, a cada segundo. (Y sobretodo extraño su cursileria que antes no me gustaba para nada, pero ahora la extraño como nunca).Y cuando pienso en él, me doy cuenta que la vida era mejor a su lado. Que daría lo que sea por volver a hablarle aunque sea solo un minuto y que tenga esos pequeños detalles como antes.
El problema fue que me di cuenta que estaba perdidamente enamorada de él justo cuando el ya no. Nos quisimos en tiempos diferentes y ese fue nuestro error.
No hay comentarios:
Publicar un comentario